¿Alguna vez te has sentido que necesitas el apoyo de algún familiar femenino de tu familia, alguna amiga o compañera de trabajo? ¿Te han tenido una mano cuando lo has necesitado?
Te encuentras sentada en tu lugar de trabajo realizando tu labor de rutina. De repente tu jefe te llama para pedirte que se reúnan pues acaba de llegar de una reunión del distrito escolar. Le han pedido con carácter de urgencia las estadísticas escolares sobre el número de estudiantes aprobados y aplazados por asignatura para cada año escolar y sección.
Tú al momento te das cuenta de que es un trabajo largo. Lo podrías hacer por ti misma, pero que te llevaría días. Además, tienes la premisa del tiempo. Entonces decides pedirle ayuda a tu jefa, y ella te responde: “Claro, que cuentas conmigo y todas las chicas de la oficina”. Y te das cuenta de que no estás sola. La suma de fuerzas de cada una de tus compañeras te brinda seguridad y confianza de que todo el informe va a estar a tiempo perfectamente elaborado.
Tu jefa que está alineada hacia el porvenir del colegio, les explica las circunstancias a las otras mujeres de la oficina. Todas deciden incorporarse como parte del equipo para obtener las estadísticas solicitadas.
A lo largo del día, te das cuenta de que cada mujer del equipo ha brindado lo mejor de sí. No han entrado en competencia contigo. Asimismo, te das cuenta de que cada una quiso sumar fuerzas a un único propósito. A pesar de no tener con alguna la mejor relación, esa pequeña diferencia ha sido desplazada de lado.
Al finalizar el día ya está elaborado con gran precisión las estadísticas del rendimiento estudiantil por grado/año y sección por asignatura aprobadas y rechazadas.
En esta circunstancia, que al comienzo lucía tensa, se convirtió en una oportunidad para identificar fuerzas, y una hermandad dentro de este grupo de mujeres. La realidad esta fue mi experiencia, una experiencia llena de una hermandad, que duró más de 13 años.
Aprendí que el apoyarnos entre mujeres nos permite restaurar el poder en cada una de nosotras y ocurre una retroalimentación en el círculo o hermandad. La mujer por esencia brinda a todos empatía y hermandad.
Tender una mano
La experiencia nos brinda un hermoso regalo, la oportunidad de dar lo mejor de tu ser lleno de grandes valores. El aprendizaje te dejarás pruebas tales como:
- El apoyo entre mujeres hace el trayecto más fácil, así como el vuelo de los gansos, porque siempre estarás acompañada.
- Que una mano lava la otra y las dos lavan la cara. Haciéndolo aún más fácil, fluido y cómodo la trayectoria de la vida, el emprendimiento, o la circunstancia.
- Que el proceso de solidaridad entre nosotras las mujeres exigirán una constante revisión de la crítica y autocrítica, ya que es un cambio de paradigma a nivel de solidaridad que va mucho más allá, llena de valores éticos y morales.
Si la vida te da la oportunidad de ser solidario, entrégate plenamente a ella, y disfruta sus frutos. Da una mano cada vez que puedas.
Nos vemos en camino de la vida.
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