Cuando tomamos decisiones referidas a nuestra salud y bienestar, debemos tener claro cuál es el objetivo y qué deseamos lograr, más si a cambios se refiere. La herramienta para apoyarnos es la honestidad, la cual nos brinda claridad y transparencia de lo que deseamos lograr.
Recuerdo que cuando inicié cambios en mi vida, especialmente los nutricionales. Me encontraba abarrotada de medicamentos y con muchos deseos de vivir. Enfrentaba una espondilitis anquilosante con apenas treinta años de edad.
Cuando una enfermedad está instalada en nuestro cuerpo, es necesario hacer los tratamientos indicados para la enfermedad. Pero también hay que hacer cambios de hábitos. En especial los que a nutrición se refiere, ya que el proceso es lento, pero te lleva a un puerto seguro la sanación. Claro está de acuerdo a cuan honesto eres con el proceso.
No quiero decir con esto que los medicamentos no son necesarios. O que tan solo con una buena alimentación se curan los males del cuerpo. No, no es así, solo quiero decir que, de acuerdo con la gravedad, ambos deben ir de la mano hasta restaurar la salud. Y continuar con una alimentación saludable que nos garantice en el tiempo salud y bienestar. No estar atados o condenados a fármacos que puedan poner en riesgo nuestras vidas o llevarnos incluso a perderla.
Salud y honestidad
Muestra de esto es el artículo titulado La honestidad en la investigación científica. Menciona sobre la aplicación de valores y cómo la disciplina, la honestidad y la rigurosidad han permitido que metodologías científicas y tecnológicas aportan importantes avances y mejoras que juntas permiten controlar enfermedades incurables y brindar al individuo una mejor calidad de vida, pero también habla de cómo ocultar información de forma deshonesta pone en riesgo la vida de la humanidad.
(http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1728-59172015000400001)
o (https://www.anestesia.org.ar/search/articulos_completos/1/1/472/c.php).
Esta es un lado de la moneda, pero por el otro, está lo que puede lograrse aplicando la honestidad y traer beneficios para la salud. Esto se evidenció a través de un estudio presentado ante a Asociación Psicológica de los Estados Unidos, donde participaron al menos cien individuos entre los 18 y 70 años. La mitad recibió instrucciones de abstenerse de decir mentiras y el resto podía usarlas con libertad.
El estudio reveló que el grupo que trabajó con la honestidad tenía mejor salud mental y física.
También está la fe que sin ser sinónimo de honestidad, desempeña un papel muy importante en la salud, especialmente en los momentos de mayor angustia ante una enfermedad. Espiritualmente hacemos conexión honesta, íntima y transparente con nuestra fuente creadora, ¡que lo digo yo!
Conocemos personas que aunque están en fase terminal se les ve tan serenas, alegres y llenas de optimismo, y si le preguntas, afirman que es la fe en Dios que los llena de paz y fortaleza.
“El problema no es la enfermedad, sino la falta de fe, necesitamos poner nuestra esperanza en el buen Jesús, en la divinidad, en la fuente, pero con honestidad, de corazón a corazón”.
Actuar con honestidad es simple, es solo ser, es transparencia, es libertad, es tranquilidad, es paz, y todo esto implica salud y bienestar.
“Si la enfermedad te hace tambalear, ¡aumenta tu fe y descubrirás
que no hay imposibles para Dios!”
Como nos tenemos que alimentar y nutrir a cada día, con honestidad te digo, que no me quedó espacio para la receta del mes, pero puedes verla a través del enlace Zanahoria, nutrición celular y como siempre es fácil de hacer, con pocos ingredientes, pero muy nutritiva, ¡Disfrútala!
¡Vida Regenerativa es tu alternativa!
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