Cada padre quiere entregarle lo mejor de todo lo que esté a su alcance a sus hijos. Principalmente aquello que cree no tener, o no haber tenido durante su propia infancia. Soñamos despiertos con verlos convertidos en adultos rodeados de abundancia y prosperidad.
Hasta aquí todo va bien. Usted no está siendo egoísta al desear esto, yo también lo quiero para mi propia hija. Pero una cosa es desearlo y otra realizar acciones concretas para que sea posible.
Sé que tu deseo está muy bien intencionado, pero ¿Has reflexionado desde dónde estás enfocando tus acciones? ¿Lo haces por lo mal que te sentiste por no poder tener aquello que tanto querías cuando niño?
Si es así lo que estás transmitiendo es el sentimiento y la energía de carencia, de lo que faltó, lo que nunca llegó a ti. Pero estás muy lejos de enseñarle a tus hijos el sentido de prosperidad y abundancia.
Cruza la Acera
Quiero hacerte una propuesta, cruza la acera, y ahora desea y realiza tus acciones desde tu propia abundancia, pasada o presente. Trata de recordar lo que sí tenías, lo que disfrutaste un montón, aún y cuando no era exactamente lo que habías pedido, lo mucho que aprendiste. Lo que tuviste y hoy de adulto te das cuenta que muchos otros niños en ese momento no tuvieron.
Haz conciencia de los millones que tienes, quizás no en tu cuenta bancaria, pero si en glóbulos rojos y células, por ejemplo. Y celébralo con tu hijo, para que pueda aprender de ti a estar conectado con la abundancia que posee. Para que tenga plena consciencia que es un ser con todo lo necesario para alcanzar cualquier meta que se plantee.
Ahora ya sabes que cambiar el enfoque es la acción concreta que debes realizar para impulsar la vida que sueñas que tu hijo logre. Puedes dormir con la tranquilidad que estás siendo la catapulta para su armonía financiera futura.
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