palabra

El Parque de la Magia

ArmoníaF Team Saber Estar 1 Comment

Esto es fácilmente comprobable solo con cerrar los ojos, ponernos de pie y repetir una de ellas varias veces hasta que nuestro cuerpo pueda percibirla.

Cuando cerramos los ojos y visualizamos la palabra esperanza y la palabra espera se produce efectos interesantes de una y otra. La esperanza nos deja aletargados, hasta con halo de ingenuo bienestar. Pero la palabra espera, nos señala aquello que se necesita para luego esperar un resultado.

Igualmente ocurre con la palabra sueño y la palabra meta. El sueño nos deja pesados casi inmóviles. Pero la palabra meta lleva intrínseca la búsqueda de información. También un plan y el movimiento para el logro del objetivo.

Por otro lado, bendecir o maldecir, todas las palabras tienen su carga energética. Y somos capaces de recrear las percepciones que ellas nos transmiten. Solo quedándonos en un estado de quietud y respiración consciente.

Recrear es un acto que implica embeleso y distracción. Por lo que es interesante someter a la percepción energética nuestras palabras diarias recurrentes.

Ser consciente del propio parque de diversiones que nos creamos con un pool peculiar de palabras nos acercará o nos alejará de crear más adelante un parque de magia que sirva de forma más precisa en la manifestación de aquello que deseamos.

Parque de diversiones

 

 

En nuestro parque de diversiones personal podemos tener la casa del terror. Con palabras que decimos para connotar situaciones problemáticas. Por ejemplo: terrible, pobrecita/o, pecado, desgracia, horroroso, imposible, increíble.

Cuando estamos contentos y satisfechos, ¿Qué nos decimos? Excelente, súper, maravilloso, hermoso.

Toma consciencia de tus palabras recurrentes.

Caer en cuenta de todas las cosas que nos decimos, va construyendo poco a poco las zonas de distracción en las que podemos quedarnos implicados mucho tiempo muerto.

Sin mencionar las cosas que nos decimos cuando nos equivocamos.

La invitación es entonces para crear un grupo de palabras bien resonantes y proactivas que nos construyan no un parque de diversiones, sino un parque mágico. Por ejemplo: éxito, avance, consciencia, verdad, comprendo, gracias, gozo, adelante. Y que al pronunciarlas cada vez con más frecuencia con el toque de “darse cuenta” necesario, nos conduzcan día a día experimentar los cambios que deseamos atraer a nuestras vidas.

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