Es preciso identificar con certeza qué nos perturba la estabilidad y el control que creíamos tener en todas las áreas de nuestra vida. Esto se logra observando las experiencias que surgen. Conociendo nuestro mundo interno.
Puede surgir el sentimiento de vulnerabilidad e inseguridad. Un sentimiento de pérdida y desconocimiento, emociones que realmente abruman. Ya no sabemos, ni comprendemos el para qué suceden esos hechos. Sepamos bien, que todo tiene una función para nuestro mayor bien, y eso hay que aprender a identificarlo.
Justo allí, surge la necesidad de recuperar el control buscando herramientas que nos permita conectar con nosotros mismos. Algo, que muy dentro de nuestro corazón y alma sabemos que existe. Un poder superior que entendemos sin esclarecimiento que tiene el control de todo. Pues Él tiene la sabiduría para sostenernos y guiarnos hacía nuestro destino para cumplir con nuestra misión y visión de nuestra alma en esta vida.
La mente se ha separado de su Creador, porque se ha desalineado del amor. Es esa la razón porqué experimentamos lo que en líneas anteriores he mencionado.
Entonces allí surge la oportunidad de “elegir de nuevo”. Recordar quienes somos, cuál es nuestro origen, cuál es nuestro propósito aquí y ahora. Asimilando con responsabilidad nuestros dones y talentos al servicio de nuestro prójimo.
Cuando nos resistimos, ocurre que todo va a ir lento… y no pasa nada. Pero será evidente revisar desde dónde estamos fluyendo con resistencia para dar y recibir los regalos y oportunidades de la vida. ¿Alguna vez haz observado la corriente de un río? Te invito hacerlo.
Mundo interior
Confiar es un reto para los de corazones humildes, mansos, compasivos, expansivos. Es allí donde puntualizamos para salir airosos las infinitas oportunidades de la vida. Por ejemplo, la oportunidad de perdonar, reconocer, aceptar, conectar, de crecer, y la oportunidad del despertar. En fin, es la oportunidad de volver al amor. Volver a elegir en estar en el aquí y ahora. Algo importante a recordar es que el despertar nunca es de la mente, pues en ella están los conflictos. El despertar es una gracia que otorga tu Divinidad de manera fácil, fluida y cómoda. No tienes que hacer nada.
Si practicas la respiración consciente cada día (por 3 minutos) y meditas en las circunstancias que te roben la paz por más de 49 minutos, recibirás la gracia de ver aquello de otra manera por estar dispuesto a verlo desde el amor y en comunión con el todo.
En tu mundo interior está lo que necesitas para conectar con tu Ser.
Ver también El puente entre dos mundos
Vídeo El mundo interior – Documental
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