¿Piensas que manifestar la riqueza es algo que se adquiere o que se manifiesta? En esta oportunidad vamos a hablar de uno de los misterios que ha fascinado al ser humano a través de la historia.
De acuerdo con el físico estadounidense Michio Kaku, el cerebro humano no ha cambiado en los últimos 100.000 años. Entonces, ¿cómo hemos creado un sinfín de tecnologías poderosas con nuestra misma fisiología cerebral de cuando vivíamos en las cavernas? La respuesta no está en la física, sino en la metafísica: cambiar pensamientos cambia nuestra realidad.
Y cuando hablamos de realidad, la gran mayoría la utiliza como la causa, y no el motivo, por el cual debemos generar esquemas mentales nuevos. Con muchísima frecuencia escucho a las personas en la calle decir que no salen adelante por el país en el que viven. Por venir del estatus de familia en el que nacieron. O por haber experimentado los retos de vida que han tenido que sortear. Este esquema de pensamiento nos lleva a creer que somos pobres como condición inamovible, y no que somos ricos en la búsqueda de nuestros tesoros internos.
El arte de manifestar
La identidad con la que afrontamos la vida, define la calidad de nuestros pensamientos. Que es de lo que se alimenta y se recicla la mente. Si mi premisa de vida ante una situación es de estar en desventaja, siempre voy a vivir evitando cualquier oportunidad para poder sostener mi identidad de desaventajado. Le pondremos etiquetas a la situación, pero de ahí no saldremos.
Por esta razón, la riqueza no es algo externo ni que se adquiere, más bien es una energía que se manifiesta. La riqueza es una condición humana personal, una identidad con la que vivimos e interactuamos. Nos pueden dar regalos, herencias e incluso comprar palacios, pero nada de eso está relacionado con la condición de ser rico.
Saber diferenciar tu esencia de rico ante tus situaciones materiales, te permitirán soltar la necesidad como medida para aceptar un empleo. También te ayudará a escoger las personas por valores y no por conveniencia. Finalmente, te permitirá saber cuáles son los entornos que suman a tu vida y dejar de tratar de encajar en espacios que no son auténticos.
El mundo está lleno de gente ansiosa por llenar sus vacíos emocionales con dinero y bienes materiales, pero esto es más un camino de pobreza y escasez, que uno de riqueza y abundancia. El arte de materializar la riqueza es un proceso tan profundo, silencioso y paradójico, que por esa misma razón pasa desapercibido ante la mayoría de los seres humanos.
Manifestar la riqueza es un tesoro interno que, una vez lo encuentras, te conviertes tú mismo en una varita mágica donde el mínimo de esfuerzo y recursos te permitirá experimentar lo que deseas en un tiempo abrumadoramente rápido. Es allí donde te descubres como un manifestador capaz de cambiarse a sí mismo y a sus circunstancias, de manera casi mágica.
Quienes ponemos lo material que poseemos a la orden de nuestro crecimiento personal, estamos mucho más cerca de conseguir el tesoro, que aquellos que se adornan de cosas materiales para que los quieran, acepten y reconozcan.
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