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¿Por qué da Miedo Envejecer?

Joselyn Quintero La vieja medicina del futuro Leave a Comment

Aproximadamente, a la edad de 25 años los seres humanos llegamos al máximo de nuestra vitalidad. Luego comenzamos a envejecer. Hasta esa edad crecemos físicamente y las hormonas anabólicas que determinan este crecimiento, se mantienen en su máximo nivel.

Conforme de manera natural, comienzan a descender los niveles hormonales y a mermar la vitalidad, paralelamente, se incrementan las demandas y exigencias prevenientes del mundo exterior que aceleran nuestro desgaste. Es así que, muchos de nosotros nos graduamos, nos casamos, comenzamos a trabajar, adquirimos compromisos, hipotecas, casa, carro, hijos, responsabilidades.

Para estar al nivel de las exigencias laborales, debemos trabajar más de ocho horas al día. Por lo tanto cada vez es menos el tiempo que disponemos para hacer ejercicio, descansar o tomar vacaciones. Tampoco disponemos para disfrutar del arte, la belleza, la naturaleza, la familia, los amigos, etc. Cedemos ante las facilidades de la comida rápida y del consumo de tóxicos como café, cigarrillo, alcohol y drogas, para aliviar el estrés y traer un poco de bienestar artificial a nuestras vidas.

Las “itis” de los 30´s

 

Antes de llegar a los treinta años, ya presentamos síntomas de disfuncionalidad como: hipertensión arterial, agotamiento, tensiones musculares, neuritis, gastritis, colitis, y todas las “itis”. Comenzamos a engordar, ya que baja el metabolismo y disminuye la actividad física. A menos que practiquemos ejercicio con criterio de mantenimiento, es muy probable que ya no practiquemos ningún deporte.

Así que seguimos comiendo en las mismas cantidades que en la juventud pero ahora, con el metabolismo reducido. El gasto calórico es menor que la ingesta. De manera que comenzamos a subir de peso casi sin notarlo, unos 100 gramos mensuales. Cuando vamos a ver, a los treinta años puede que tengamos unos 5 kilogramos, y unos diez más después y, así vamos.

El Síndrome X de los 40´s

 

Para la década de los cuarenta, el proceso de acumulación gradual de los efectos de los tóxicos, mal nutrición, estrés y sedentarismo, continúa aumentando la desvitalización y el desgaste. Los trastornos funcionales se acentúan y se convierten en alteraciones metabólicas y anatómicas. Diabetes, alteraciones tiroideas, obesidad, artrosis, quistes, tumoraciones, úlceras, trastornos vasculares, e infartos.

El síndrome X (obesidad, diabetes, hipertensión e hiperlipidemias –colesterol y triglicéridos elevados-) se convierte en el cuadro más común y frecuente. El cual se desarrollarán cualquier cantidad de complicaciones que construirán para nosotros un seguro futuro de minusvalías e invalidez. A esa edad vivimos “controlados”. Es decir, dependemos de una pastilla para dormir, otra para hacer la digestión, una para bajar el azúcar y otra para la grasa en la sangre, una para la tensión, otra para los nervios, una para que “se te suba” y otra para que “se te baje”.

 

El Miedo está en la Enfermedad

 

Por eso, tenemos miedo de envejecer. ¿Quién no va a tener miedo de envejecer en estas condiciones? Si la mayoría de personas que conocemos en edades superiores a los cincuenta años, más que vivir la vida, a duras penas la sobreviven.

En estas condiciones, envejecer necesariamente tiene que ir acompañado de enfermedad. Somos inválidos, llenos de “muletas” con las que seguirle el paso al deterioro. Lo peor de todo, es que nos acostumbramos a esa minimizada forma de vivir, enfermos pero “controlados”, mantenidos al borde del desastre y creyendo que esta es la única opción de vida que nos queda. Que es imposible regresar a los caminos de la salud, de la vitalidad y del disfrute en plenitud.

Tomado del MANUAL DE LA SALUD sobre JUVENTUD PROLONGADA

Dr. Efraín Hoffmann

www.drefrainhoffmann.com

Escrito por

Joselyn Quintero

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Asesora Financiera con especialización en Psicología Financiera y Neuroeconomía. Creadora de ArmoníaF y Mandala de Negocios. Convirtiendo el dinero en una herramienta de bondad y amor para el bienestar del mundo.

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