Después de los 40 años, comienzan a aparecer una cantidad de “sueños no cumplidos”. También la nostalgia de lo que siempre se quiso y no se pudo. Si tu sueño estuvo alrededor de tener tu propio negocio, entonces quédate aquí para que conozcas la importancia de emprender para vivir, y no para tener una vida.
En el esquema de lo que la sociedad nos indica, no existe el mandato a tener un negocio propio. Por esta razón es tan difícil gozar con la aceptación de otros cuando se nos mete algo en la cabeza como emprender. Nadie sabe cómo manejarlo, qué decirte ni como motivarte. Solo te van a contar los fracasos del amigo del amigo. O la pérdida de dinero del ex-colega. También de la recomendación del experto acerca de lo mal que está todo para irse de autónomo por la vida.
Existe una diferencia entre iniciar una locura de estas a los 20 y a los 40. En la flor de la juventud, parece que no se han acumulado las millas de vida necesaria. Así que es casi seguro que a la vista de los demás, vas a fallar. Pero en la madurez de la vida, puede que hayas hecho todo lo aceptable. Entonces las personas se preguntan ¿por qué quieres un cambio?
- Si ganas tan bien, ¿para qué incomodarte?
- Ya lo tienes todo, ¿para qué estresarte?
- Si estás tan estable, ¿para qué andar inventando?
- Si eres tan profesional, ¿para qué arriesgarte?
Hay una pregunta que casi nadie hace cuando escucha a otro dispuesto a lanzarse hacia lo desconocido, y es:
¿Eres feliz con lo que estás haciendo?
Esa pregunta respondida desde el alma, va a dejar a medio mundo con la boca cerrada. El motivo es porque los demás quieren cuidarte. Quieren evitar que te equivoques. Pero todos tenemos el derecho de hacer lo que nos da felicidad.
Una persona feliz siempre suma, esté donde esté. Viviendo en Europa veo con tristeza la cantidad de personas que llegan a la madurez en su vida con la mirada triste. Están presos de un sistema que los enseñó a trabajar por un retiro. Y que luego se convierte en su propia cárcel. Nunca tuvieron más propósito que estar un día sin más que hacer, para darse cuenta que perdieron la vida en el camino al retiro.
A lo anterior podemos sumarle el efecto sanador a nivel neuronal de tener algo que hacer. En este sentido, tengo un vecino de 92 años bien atípico a su cultura. Pues tiene una agenda más ocupada que la de cualquier otra persona. Su nivel de lucidez, capacidad motora y nivel de autonomía es asombrosa.
Aún va y viene en bicicleta, cruza puentes y vive siempre con una sonrisa en su rostro. Es voluntario en la iglesia. También tiene metas que cumplir y habla varios idiomas (incluyendo el español). Nadie pone en duda que la vitalidad lo va a acompañar por mucho tiempo. No porque tenga suerte, sino porque su vida tiene un sentido cada día.
Emprender para vivir
En mi caso, sacar adelante ArmoníaF ha resultado lo más revitalizador que he hecho. Jamás había dedicado tantas horas a una sola actividad. Tampoco había conocido una tarea que cuanto más la realizo más me entusiasma seguir realizando.
Ni de cerca me pasa por la mente dejar de hacer esto, ni siquiera retirarme. Aunque siempre he sido de mentalidad emprendedora, nunca pensé que adoraría los lunes como los adoro actualmente. Emprender te da vida y un sentido poderoso. Un norte que te saca de la cama todas las mañanas. Sin importar a la hora que fuiste a dormir la noche anterior.
Por esta razón, si hoy estás en la madurez, pareciera que ya cumpliste con el mundo y te estás planteando arriesgarte a crear el negocio de tus sueños, este es tu momento. No permitas que la sociedad siga diciéndote qué hacer. Ni sigas esperando que los demás estén bien, para tu crear tu propio bienestar. No hay nada que dé más alegría en un hogar, que una mujer feliz.
Recuerda que nadie vive mejor, que cuando está ocupado creando su vida, cumpliendo sus sueños y creando bienestar a nivel mental, emocional y espiritual.
¿Qué más tienes que perder en tu vida, que no hayas perdido ya?
Atrévete, emprende y descubre la vida que siempre te ha estado esperando.
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