El Viaje Prometido

ArmoníaF Team Saber Estar Leave a Comment

Cada ser lleva en su corazón una estrella. A veces dejamos que nos guíe, en otras ocasiones la prisa y la necesidad de sobrevivir la apaga. Me refiero a nuestros proyectos y deseos. Esos que se empeñan en brillar, que nos recuerdan con alegría lo que tanto nos gustaría, los que al recordarlos nos regalan una sonrisa. Nos llevan al viaje prometido.

 

¿Cuáles son esos proyectos o deseos de tu estrella interna?

Te has preguntado ¿qué sucedería si te atreves? 

 

 

Una vez conocí a alguien que aspiraba a una realidad que consideraba inalcanzable. Creo que todos en algún momento pensamos así. Esta persona en sesión solo esbozó su idea y luego sonrió como sí aquello fuese una fantasía. Finalmente, y en corto tiempo (menos de un año) ya había logrado su preciado anhelo. Estaba sola, sus tres hijos se habían ido a vivir fuera del país natal. Todos a países diferentes. Y ella en su añoranza solo quería volver a tenerlos a todos reunidos como cuando celebraban la temporada navideña juntos.

 

No tenía recursos en ese momento para visitar a ninguno de ellos, ni siquiera al país más cercano. ¿Cómo podría entonces reunirse de nuevo con los tres? ¿Con los nietos recién nacidos? Lo primero fue aceptar su deseo, paso siguiente CREER que era posible. Pensamos entonces en una fecha, diciembre del año siguiente. Recuerdo su sonrisa estoica. Como si estuviésemos jugando a “al viaje prometido”. Solo le sugerí: -pensemos como sí fuese posible, solo eso. Como sí…

 

En cada encuentro, planificábamos los pasos necesarios que ella debía dar para poder concretar el viaje, definimos a cuál de sus hijos desearía ver primero. Escogió al que tenía más tiempo sin ver. Estructuramos, documentos necesarios, permisos laborales, logística para el cuidado de la casa mientras no estuviese y fecha exacta. Paralelamente, realizó su lista de tareas y mapa con imágenes del lugar, con su hijo, aeropuerto y foto de ella sonriente.

El viaje prometido

 

A los meses, su hijo consiguió una mejor posición en el trabajo y le propuso ir a pasar vacaciones decembrinas con él. Y.… abracadabra la palabra se había hecho acción.  Pero, lo interesante fue, que a último momento otro de sus hijos, él más joven propuso encontrarse junto a ellos. 

 

La emoción y la expectación se hacían presente, la gratitud se desbordaba.  Llegó la fecha, el viaje prometido, el reencuentro, dos de sus hijos, y uno de sus nietos se verían.  Así fue.

 

Estando allá reunidos y felices, el otro hijo sin poder viajar al reencuentro con toda su familia, propuso a los hermanos completar el pasaje entre todos para que ella fuera a verles. Juntos unieron esfuerzos y ella viajó dos veces esa Navidad. ¡Se reencontró con todos!  Fin de la historia. 

 

¿Cuántas veces pensamos que no es posible o inalcanzable? 

 

Y el noble universo esperando a que demos los pasos que nos llevan hasta allí. 

Ver también Como una flor de loto

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