Querido lector aquí estoy con la última reflexión del año. Como ya sabemos a nivel universal en el mes de diciembre celebramos la navidad. Indistintamente de la religión. Es un tiempo que invita a reunirse en familia, a perdonar y amar.
Mi invitación para ti es que aproveches este tiempo para dar tregua a tus conflictos. A ver qué puede ocurrir si lo haces diferente.
Para mí este ha sido un año realmente “movido”, pues celebré la gracia de ver a mi hijo graduarse. Aprendí nuevos conocimientos que me permiten hacer con mayor excelencia mi trabajo o juego. Celebrar la vida que mi padre me dió. Siento que desde ese punto de vista él cumplió una importante misión de vida.
Celebro que este último trimestre me permitió conectar en los momentos más duro con mi Dios. Saber que Él está conmigo, que su amor me abraza y me restaura todas las emociones.
Para mí celebrar es festejar la propia vida, con sus luces y sombras. Pues en ella amo y reconozco mi humanidad y vulnerabilidad.
Celebrando la Consciencia
Celebrar, reír, bailar, cantar, y poder mirar cada nuevo día. Y todo aquello que sin darme cuenta tengo la habilidad de poder hacer, eso es un milagro.
Pero así mismo lo es cuando lloro o algo no me gusta y me molesta. También allí he descubierto la luz porque justo en ese instante se halla una lección de vida, el fortalecimiento de mi carácter.
Si hubiese tenido la visión de cómo obra Dios en mi vida, a lo mejor le hubiese sacado mayor provecho a soltar todo juicio. Pues la única finalidad es expiar toda visión errada desde el ego. Ser consciente de Él y no ser humilde del cambio es inconsciente y no evolutivo hacia tu ascensión, por mucho conocimiento que exista en tu mente.
Por ese motivo en casi todos los cierres de eventos de desarrollo personal se celebra por ese cambio de chip interno.
Celebro todo lo recibido este año. La vida de mis seres queridos que partieron y me dieron su esencia. El poder respirar, a mis ángeles en la tierra que son un montón. Te celebro a ti que me lees, pues eres fuente de inspiración para compartir lo aprendido.
También celebro cada instante de oración y meditación. Los logros de muchos y haber sido instrumento de apoyo para alcanzarlo. Esto me permitió reconocer en mi interior el coraje y el poder de superar la forma de mí percepción.
Gracias a Dios y a la vida que me ha dado tanto.
Te envío un abrazo de oso, y un bendecido nuevo año.
Por siempre.
Este año que termina ha sido para despertar la consciencia y celebrar todo lo experimentado. Te invito a acompañarme en una reflexión de cierre de ciclo.
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