Confiable

No Tengo Deudas ¿Soy Confiable?

Joselyn Quintero Armonía Financiera 1 Comment

Hay personas que nunca han adquirido créditos para no deber, y otras que se llenan de vergüenza al decir que deben. En este mes profundizaremos acerca de la relación entre deuda, solvencia y confianza.

Durante muchos años crecí con la creencia de que las deudas eran algo malísimo y que me empobrecían. Aún recuerdo ese mes donde tuve que pagar muchísimas cosas y me quedé literalmente sin dinero 3 días antes de la fecha de cobro.

Mi jefa, siempre muy sabia, se ofreció a prestarme dinero. Pero le dije que yo prefería quedarme sin almuerzo pero no tener deudas.

Su respuesta hizo un clic en mi mente para toda la vida:

“Si las empresas multinacionales tienen deudas, ¿qué te hace pensar que tú no puedes deberle a alguien por sólo 3 días?”

Abstinencia deudora

 

Para quienes han pasado o han conocido una mala experiencia de deudas, se convierten en abstemios de deuda. En realidad, no se trata de lo que se deba o no, sino de la poca confianza en sí mismo frente a una deuda.

Es como el alcoholismo. El alcohólico pierde la capacidad de tomar decisiones adecuadas frente a un trago que alguien le ofrece. Entonces es mejor demonizarlo y alejarse lo más posible de la fuente del pecado.

Quienes saben manejar la energía del dinero en sus vidas, saben lidiar con deudas. Pedir dinero, negociar tasas, ajustar plan de pagos y pagar a tiempo.

Además estas personas conocen su capacidad de endeudamiento. Conocen la diferencia entre deudas de crecimiento y deudas de desgracia (esa donde usas la tarjeta de crédito para comprar algo que no es importante ni urgente).

Una persona con abstinencia deudora, aún no ha sanado el trauma de la deuda. Incluso aunque no tenga deudas, eso no garantiza que sea confiable.

Apalancamiento financiero

 

Tal como te comenté al comienzo, crecí pensando que pedir prestado era un pecado, lo cual aprendí de mi mamá. Pero al escuchar a mi jefa decirme que “hasta las multinacionales tienen deudas”, no pude dejar de validar su opinión.

En mi carrera de finanzas y en mi rol como asesora de sistemas financieros para empresas multinacionales, aprendí que las empresas saludables deben tener un porcentaje de deuda para poder crecer. Eso se llama apalancamiento financiero.

Las empresas pocas veces utilizan fondos propios para crecer. Esos fondos provienen de acciones (aporte de socios), bonos (préstamos de inversionistas) o créditos (préstamos bancarios).

El dinero es obtenido para financiar proyectos que están bien plasmados, analizados y disponibles. El nivel de confianza de la empresa se incrementa en la medida que esas estimaciones están a la vista del público.

Además, la empresa ha sido responsable con sus deudores anteriores. De la misma manera, cuando tenemos claridad de lo que vamos a hacer con el dinero ajeno, y lo utilizamos para lo que es, somos confiables.

Solvente y Confiable

 

Ahora seguro a ti también se te mezclaron las creencias en tu mente, porque pareciera que vivir endeudados es ser confiable. En realidad no es la deuda lo que te hace confiable, sino la solvencia.

Ser solvente es cumplir a cabalidad tus compromisos, sean de la cantidad que sea. En palabras sencillas: adquirir créditos y pagarlos como Dios manda.

Cuando compras todo de contado, no posees ningún récord crediticio ni referencias comerciales, lo cual no te hace tan confiable como aquel que ha hecho uso del crédito y lo ha cumplido en sus tiempos. Una de mis mejores amigas posee un crédito asombroso.

Esto se debe a que desde el primer día que tuvo su tarjeta de crédito, la usaba con consciencia y la pagaba mensualmente en su totalidad. Esa experiencia crediticia intachable le permitió comprar el apartamento de sus sueños, a sus treinta y tantos años.

Y pienso que cualquiera puede tener una relación saludable con su crédito, ya que hasta mi mamá logró cambiarlo a sus 73 años, cuando le di una extensión de mi tarjeta. Comenzó siendo para casos de emergencias.

Pero a medida que ella tenía claridad de las fechas de pago e iba anotando en un papel las compras que hacía, iba incrementando su experiencia de crédito. Así reforzó su solvencia y adquirió por primera vez en su vida confianza en el manejo del dinero ajeno.

Toda deuda es, en principio, un voto de confianza. Cuando eres solvente honrando la deuda, tus niveles de confianza personal y percibida por otros van aumentando maravillosamente.

Nunca es tarde para vivir en Armonía Financiera, tengas poco o tengas mucho.

Escrito por

Joselyn Quintero

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Asesora Financiera con especialización en Psicología Financiera y Neuroeconomía. Creadora de ArmoníaF y Mandala de Negocios. Convirtiendo el dinero en una herramienta de bondad y amor para el bienestar del mundo.

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