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¡Los Círculos son Perfectos!

ArmoníaF Team Saber Estar 1 Comment

En la Naturaleza todo tiene un ciclo que hace que la abundancia prevalezca.

Los ciclos del agua, del aire, de alimentación, las estaciones, nuestro aparato circulatorio. Es como si la vida se empeñara en ofrecernos sus riquezas  mostrándose cíclicamente sin fin para sostenernos con eficacia y perfección divina.

Es un placer entender los ciclos naturales y observar en que se parece el ciclo del agua al de mis emociones. Detenerse a observar el ciclo de las estaciones y en qué se parece con lo que produzco, recibo, me contengo y entrego. El ciclo respiratorio tan rápido como los pensamientos que pasan  una y otra vez incluso sin darnos cuenta que están allí.

Es que lo cíclico es parte de nuestro entorno, de nuestro transitar y de nuestro Ser. Míralo con curiosidad, aprobación y ternura. Abrazar esos sube y bajas que terminan en círculos repetitivos,  puede ser la clave para “hacerlo diferente”.

¿Cuántas veces luchamos con nosotros mismos para lograr “cambiar” algún aspecto de nosotros? ¿Deshacernos de una relación? ¿De un trabajo, o de alguna experiencia difícil sin lograrlo? Esa lucha esa resistencia a no repetir un patrón, a veces nos acerca más a este.

Respeta tus Ciclos

 

Queremos con vehemencia hacerlo diferente porque consideramos que es lo correcto. Evitando ciertas conductas, experiencias y excesos volvemos a repetirlo dentro de otros contextos y/o circunstancias ¿Qué hacer para salir de lo cíclico que ya no deseo?

Es paradójico, alguien dijo una vez: «para salir de un círculo hay que hacer una tangente». Lo que sucede es que a veces es inviable hacerla o sencillamente muy doloroso. También se considera el círculo la figura más perfecta en geometría por su infinitud de lados (puntos) perfectamente distribuidos entre sí.

Realmente entonces, ¿eso que se repite es “malo”? o  ¿es algo que sucede para que en algún momento ampliemos la mirada a algo mayor?

Es decir, pueden darse experiencias dolorosas, me puedo golpear el dedito del pie con el mueble, eso duele. Pero, quejarme todo el día de aquello ya es anclarse en el sufrimiento. Podría en cambio colocarme una crema, consentirme el dedo, reflexionar sobre lo cuidadosa que puedo ser o lo atribulada que estaría en ese momento y por qué.

Siempre se puede hacer algo bello con el dolor, con aquello que indefectiblemente no podemos cambiar. Pues no está allí para que sea cambiado sino para que sea incluido y transformado. Sin excluir, me permito agradecer y tomar lo positivo.

Lo cíclico es maravilloso e impregna expansivamente al sujeto, al entorno, al Todo aunque suene generalizador. No contempla extremos u aristas, es circular. Pero, sí es expansivo, porque estamos en constante transformación y eso hace el componente más importante del ciclo diferente, es decir tú. Nunca somos los mismos, la experiencia nos influye.

Aunque las circunstancias parezcan ser iguales, siempre crecemos, avanzamos, evolucionamos, y aprendemos a hacerlo diferente. Hasta que pertenecemos a un giro mayor, más ordenado, congruente y armónico. Fluir, ver con confianza y amor cualquiera que sea esa vuelta es la clave. Para hacer que la vida circule a su mejor cauce a veces hay que ir un poquito para atrás para tomar un buen impulso y escalar la rueda.

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