Estadísticamente hablando, el período crítico de un negocio es entre 0 y 3 años. Durante este tiempo, aquellos negocios que no están gestionados correctamente terminan quebrados ¿Cómo lograr que tu negocio soñado sí pueda sobrevivir a este período? Aquí hablaremos de tres elementos que te permitirán alinear intención y resultados en tu negocio.
Fue sin querer
Seguramente has leído en las noticias acerca de crímenes pasionales y de accidentes. Aquellos donde los culpables declaran no saber cómo pasó o no entender cómo hicieron lo que hicieron. Otras veces ves a personas que toman decisiones que sabotean sus sueños más deseados, y aún se preguntan cómo fue posible que lo hicieran. Esto no es más que una incongruencia entre sus intenciones y sus resultados. Cuando pasamos la vida dándonos tumbos, debemos preguntarnos ¿Por qué estoy maltratándome de esta manera?
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La Intención es la esencia
Nadie crea un negocio para hacerle daño a otros (o al menos eso quiero creer). La intención que sostiene la ilusión de un negocio siempre es de prosperidad, de productividad, de proveer a los propios y ofrecer soluciones al mundo. La intención es poderosa por ser el “alma” del negocio, aquello que le da origen y sentido a su existencia.
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Los Valores son los medios
A nivel de intención, parece ser igual el padre que sale a trabajar en la fábrica, al padre que sale a robar un banco. Ambos te dirán que lo hacen para alimentar a sus hijos. Y aquí es donde debemos prestar atención a la manera como expresamos nuestra intención: los valores. Los valores no son más que los códigos de comportamiento ante determinadas situaciones.
No hace mucho conocí a alguien que se sentía sumamente feliz y bendecida por haber manipulado a las personas a comprar un producto altamente tóxico. Porque así ella pudo tener las comisiones para irse de vacaciones con su hija.
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Los Resultados son más que números
Otro caso interesante es el de Enron. Una empresa donde sus accionistas alteraron las ganancias de la empresa para que sus acciones subieran de precio ficticiamente. Para que así ellos pudieran vender su parte con un precio irreal. Solemos pensar que el resultado no es más que los números que aparecen en un informe financiero, pero hoy día ya estos dejaron de ser un resultado real.
Se puede tener una ganancia exponencial en el primer año aplicando estrategias manipulativas para obtener lo que se desea. Pero el segundo año ser sencillamente un desierto de oportunidades. También están los que entusiasman a los demás prometiendo mil cosas, y que luego van quemando valiosas relaciones a su paso.
Para alinear la intención con su resultado deseado, es necesario que aprendas a observar los valores con los que estás manifestando esa intención. Los negocios no son una guerra, sino un jardín donde florece lo que se abona cada día.