Diariamente escuchamos personas que nos expresan su insatisfacción con lo que están viviendo. Desafortunadamente el numero de “quejumbrosos” parece más evidente que el grupo de aquellos que expresa su felicidad o su buena vibra.
Si esto es lo que te sucede, es porque tu estás atrayendo este tipo de personas en tu vida. Es hora de concientizarte de lo que estás pensando. Lo que piensas es la base de todo porque desde allí generas lo que estás viviendo.
Sin darnos cuenta nos acostumbramos a poner énfasis en lo que nos falta, en vez de enfocarnos en lo que deseamos. Más aún, cuando las experiencias diarias son difíciles o no placenteras.
En el momento que nuestro enfoque se concentra en una realidad física desagradable, le damos poder. Hacemos que lo aquello que vemos y sentimos se siga manifestando.
Cuando algo no se da como lo deseamos, generalmente lo expresamos explícitamente. Por supuesto, pensamos una y otra vez en ello. Sin saberlo estamos construyendo una creencia.
Vivir en constante estado de queja nos aleja de la posibilidad de crear situaciones gratificantes.
Cuando nos quejamos, estamos emitiendo una vibración baja. Esto hace que sigamos atrayendo exactamente eso de lo que nos quejamos. Es como un círculo vicioso que perpetuamos sin darnos cuenta.
Las quejas más comunes que nos acompañan en el día a día son:
-Está haciendo muy mal tiempo
-El tráfico está terrible
-Odio mi trabajo
-Tengo dolor de cabeza
-Que día tan aburridor
-No tengo dinero
-No hay hombres buenos disponibles y si los hay son gay
-Los matrimonios no duran
-A mi nada me resulta
-No se puede confiar en la gente
-La gente no dice la verdad y miente
-Estoy cansado y ya no doy más
-Los chicos de hoy son irrespetuosos
Es aquí que podemos utilizar nuestra conexión con el talento para cambiar el resultado que deseamos ver.
Usar el talento para parar de quejarnos
Cuando vivimos situaciones difíciles podemos elegir cómo sentirnos, y si usamos nuestro talento, podemos cambiar nuestra vibración para crear ese estado positivo que deseamos sentir.
Una de las mejores herramientas a nuestra disposición es usar el talento como un punto de alivio, un descanso en el camino y un espacio para revitalizarnos con la energía que deseamos sentir.
Es bien claro que no siempre podemos usar nuestro talento inmediatamente en cada situación insatisfactoria que vivimos, pero si nos damos el espacio para aplicar lo que amamos hacer dentro de las siguientes 12 horas de vivir lo que no nos gusta, estaremos recalibrándonos de nuevo.
Por ejemplo, si estás teniendo un día muy difícil en tu trabajo porque tus compañeros te critican, en vez de quejarte verbalmente no te enfoques en ello. Continúa tomando la decisión consciente de no pensar en la situación, para no darle poder, y una vez llegues a casa practica tu talento para balancear tus emociones.
Recuerda que el talento no solo es una habilidad que usamos para trabajar, si tu talento es pintar y crear, es obvio que darte un espacio para practicarlo frecuentemente te pondrá en la zona ideal más fácilmente.
Si tu talento se relaciona con la palabra, porque eres un excelente comunicador, ejercita este talento encontrándote con un amigo después del trabajo así sea por 30 minutos para compartir un café y expresarte. No acerca de lo que va mal, sino acerca de lo que deseas, verbalizándolo de manera positiva. Así le estarás dando poder a lo que deseas, no desde el punto de vista de lo que te falta, sino desde la imaginación de sentir aquello que deseas para ti.
Verás como te sentirás mucho mejor usando tu talento para generar un ambiente que se refleja en emociones positivas en tu cuerpo.
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