Merecimiento

Merecimiento, una Experiencia a la Sanación Interior

ArmoníaF Team Consciencia del Ser Leave a Comment

Para iniciar te hablaré sobre mis recuerdos de infancia, la remembranza a mis padres y un profesor. Me decían: «no te lo mereces» y daban una serie de justificaciones.

Esto golpeo mi autoestima a través de mi crecimiento y me hacía sentir insegura en la mayoría de las veces. Sin embargo con el pasar de los años, mis deseos de tener ese contacto íntimo con mi Divinidad, me llevo a recordar:

«Todo es tuyo o parte de ti»

Esto lo logre a base de numerosas terapias y diversas dinámicas de las cuales hay muchas en el mundo del crecimiento personal y sanación.

Al comenzar a contactar mi Divinidad a través de meditaciones contemplativas y oraciones, pude llegar a sentir que el merecimiento. Es el proceso de sanación entre la mente separada de Dios, y que ha sido limitada con las palabras «no te lo mereces».

Con la verdadera reconciliación de la verdad, «Yo soy merecedora de…» pues soy hija de Dios.

En mi caso, cuando estaba embarazada comenzó mi proceso de sanación y crecimiento como ser humano en mis diversos roles. Hace 27 años, no hace mucho tiempo, pues algo interior me decía que no se podía seguir repitiendo ciertos patrones limitantes de mis familiares.

Me planteé que existían otras formas de crianzas. Pude observar y sentir la dulzura de mi abuela materna con sus actos de amor y de comprensión con sus 2 hijas (con mi mamá y mi tía).

Desde muy joven llegar a pensar que cuando uno esta sano, no existe el merecimiento, simplemente existe la riqueza interior. Saber de lo que soy dueña, comprender los límites, pero sabe y conoce la conciencia ilimitada.

Te siente con confianza con el mundo interior y exterior.

Te sientes digna, aceptada, respetada y sobre todo amada

Aprendes con el tiempo a tener confianza con tus dones, como algo dado por amor. Aprendes que todo esto te brinda confianza, amor, seguridad, estabilidad y sobre todo paz.

Indiscutiblemente un proceso de aceptación contigo misma y con tu Divinidad, lo cual podía identificar pues no había paz.

Por eso en mi viaje interior hacia el contactar con mi Divinidad, he descubierto la mayor riqueza interior. Soy amada, aceptada y digna hija de mi fuente creadora.

Todo se da en armonía perfecta, estamos unidos con lo divino y por lo tanto somos prósperos. Somos merecedores pues somos parte de Dios, y de la fuente creadora. Lo contrario es vivir desde una autoestima distorsionada. 

Cuando la mente nos sabotea, es porque se coló un recuerdo enfermizo de nuestra infancia y esta interviniendo con nuestra relación existencia en este mundo.

Como regreso de nuevo al amor, respiro y recuerdo que la vida me la dio Dios o mi Divinidad. Me uno de nuevo a su regazo donde contemplo mi riqueza interna.

Esta se expande en el mundo exterior como el mundo que contempla todas las posibilidades amorosas.

Por eso la oración es un espacio para intimidar con lo infinito y eterno, con la Fuente, con mi Divinidad, con mi verdadero ser.

Esto no es mágico, es concreto, es la verdad eterna pues nunca dejaré de ser la niña consentida de Dios, a igual que tú.

La invitación es a que hagas ese fabuloso viaje interior para conectar con tu Divinidad, para mi es Dios… Nos vemos en el camino.

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