Éste mes recibí un correo de uno de mis seguidores.  Con tono de angustia me cuenta que es un una odontóloga en Venezuela. Menciona que ejerce y da clases en la Universidad porque tiene que hacerlo y no porque le apasiona.

Me compartió que le cuesta mucho actualizar su blog de odontología. En cambio notó que cuando escribe en su blog de música, ella se transforma completamente y las cosas fluyen de manera sencilla.

En sus propias palabras al preguntarle que la detenía al escribir en su blog de odontología me dijo: «A veces siento que son los objetivos, a veces quiero alejarme de mi profesión. Probar otras cosas pero no me atrevo».

¿Sabías que el miedo te mantiene atado a lo que estas acostumbrado, haciéndote creer que esto es lo único que puedes hacer?

Y para completar tu mente racional, esa que analiza todo, causa un ruido interno con sus juicios y comentarios que te desvalorizan.

Con este correo me di cuenta que esta profesional había pasado por el proceso de reconocer sus sentimientos limitantes. Es decir, reconoció que ya ella no se siente feliz con lo que está acostumbrada a hacer.

Lo que aprendí al pasar por un proceso similar es que la mente puede ser una gran traicionera. Si le das rienda suelta, toma el control de tu vida.  La mente racional no recuerda que viniste para vivir un proceso que acordaste antes de llegar aquí.

Esta mente que todo lo piensa generalmente está dando opiniones a manera de juicio. Causan sentimientos de tristeza, impotencia o angustia.  Por eso lo primero que hay que hacer es acallarla.

No permitirle ser el ladrón nocturno de tus sueños y de la convicción de ser tu mejor versión a través de tus dones y talentos.

Acallar la mente racional te da el poder para descubrir qué te conecta verdaderamente con tu ser interior. Éste es el verdadero guía de tus talentos y dones.

El ser humano es un ser creador que vino a tener la experiencia física dotado de su mente racional y su mente superior.  Es por eso que puedes escuchar dos voces dentro de ti, una que pertenece a lo físico y otra a lo no físico.

Puede ser que tú escuches solamente tu mente racional o física. Y es exactamente esta a la que hay que acallar para poder escuchar los mensajes más profundos de tu corazón, que está conectado directamente con tus talentos.

Es un proceso que puedo resumirte así: acalla la mente y date el espacio para realizar las actividades que te llamen la atención.  Esas con las que resuenas así te parezcan las más tontas del mundo.

Al hacer esas actividades pon atención a las manifestaciones en tu cuerpo.

Para leer esas manifestaciones disciplina la mente porque está completamente acostumbrada a hacer lo que se le da la gana.

¿Cómo acallar la mente racional?

El primer paso es darte cuenta de que clase de pensamientos tienes en cada momento del día. Pregúntate:

• ¿Son pensamientos positivos?
• ¿Son pensamientos que te desvalorizan diciéndote que no puedes?
• ¿Está tu mente comparándote continuamente con otros?

Si tu mente te plaga con pensamientos negativos, de inferioridad, de juicio o de desvalorización es hora de actuar.

Reconoces estos pensamientos porque te hacen sentir mal y esa energía se queda en tu cuerpo.  Hora de comenzar a reemplazarlos por pensamientos de amor que acallen tu mente racional.

El Segundo paso es aprender a no juzgar cada situación en la que te ves involucrado o a la que observas.

Eres tú quien le da a cada experiencia o situación una polarización ya sea buena o mala, positiva o negativa, ventajosa o no para ti.  ¡Para! no lo hagas más.

El tercer y ultimo paso es decidir dedicarte al menos 15 minutos diarios centrando tu mente y alimentando la buena vibra.  Lo haces sentándote en un lugar que te inspire paz y que esté libre de ruido.

Permanece en silencio y acalla los pensamientos que llegan a tu mente simplemente fijando tu atención en la respiración.

Con el pasar del tiempo, y después de aplicar estos tres pasos, te darás cuenta que son la respiración y el enfoque los que te dan la oportunidad de transmutar pensamientos negativos e instalar nuevos positivos.

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