la intención es lo que cuenta

La Intención, ¿es realmente lo que cuenta?

ArmoníaF Team Realizando tu Imposible 1 Comment

Cuando alguien quiere hacer algo, pero finalmente se le complica y termina por no hacerlo, solemos decir: «Tranquilo, la intención es lo que cuenta». Y lo mismo con el que quiere dar, pero no da, o con el que quiere ir, pero no va.

Saber que la persona quería, pero algo se lo impidió, nos ayuda a perdonar y no juzgar.

¿Pero qué pasaría si no te enteraras de la intención o el deseo de esa persona?

Imagina que es tu cumpleaños y una amiga quiere hacerte un regalo, pero está mal de dinero y llega con las manos vacías.

¿Qué le dirías? -«Tranquila María, la intención es lo que cuenta. Te lo agradezco igualmente».

Algo así ¿verdad?

Ahora imagina otra escena: María llega a tu fiesta y sin decirte nada ni darte ningún regalo se sirve un refresco y se pone a bailar.

Pensarías: ¡Qué cara más dura! No me lo esperaba de María.

O algo parecido. ¿Cierto?

Y es que cuando sabemos que el otro quería, aunque no lo haya logrado, hay algo que nos dice que lo podemos perdonar. Pero ¿qué pasa si el otro no nos cuenta su intención y solo vemos sus acciones?

Lo que sucede es que empezamos a emitir juicios y críticas rápidamente.

Por ejemplo, ¿qué opinas de los ladrones o los violadores? Imagino que nada bueno.

¿Qué pensarías si te dijera que ellos también tienen una intención positiva?

Entendiendo que positiva no significa buena, sino que le aporta un beneficio a la persona.

En el caso de un ladrón, la intención podría ser conseguir dinero, tanto si es para comer como para drogarse. Un violador busca satisfacer sus necesidades sexuales. Y alguien que insulta lo hace porque se siente atacado y necesita defenderse o expresar su enfado.

Lo que está mal es la conducta, es decir, la forma de conseguirlo. Y por eso nos cuesta tanto entender o perdonar a esas personas porque solo vemos sus acciones.

Hagamos ahora un breve ejercicio para entenderlo mejor.

Piensa en una persona con la que hayas discutido alguna vez.

Ahora, piensa qué puntuación crees que te pondría la otra persona a ti dentro de ese conflicto o discusión.

Y, en segundo lugar, piensa qué puntuación te pondrías tú a ti mismo sobre lo que pasó en ese momento.

Normalmente la puntuación que nos ponemos a nosotros mismos es más alta que la que imaginamos que nos pondría el otro.

¿Por qué sucede esto?

 

Simplemente porque la otra persona te evalúa en base a tus acciones. Pero en cambio tú te evalúas en base a tus intenciones.

Es como esa madre que le pone un 6 a su hija porque nunca va a visitarla. Pero la hija se pone un 8 porque tiene mucho trabajo y en cuando tenga más tiempo libre irá a visitar a su madre.

Esto nos muestra que la intención es importante, pero no suficiente. Sobre todo porque es invisible y el otro no la percibe a menos que se lo digamos.

Con este tema, lo que quiero que entiendas es la importancia de no juzgar a la ligera. Algo que se nos da de maravilla cuando se trata de otro y que odiamos tanto cuando lo hacen con nosotros.

Tener presente que siempre hay una intención positiva, ayuda a soltar rencores y resentimientos guardados. Nos acerca a otras personas y nos permite ser más empático y más felices.

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