Estoy experimentando la simplicidad en mi vida después de que por mucho tiempo fui una persona perfeccionista. Aparentemente también exigente. Esto me ha dado la oportunidad de comprobar que se puede ser planificado, estructurado y sencillo para vivir el día sintiendo gozo y paz.
La creencia que hasta hace poco tenía era que se debía tener mucho y ostentoso para tener asegurada la felicidad y la tranquilidad. Estaba muy lejos de la realidad. Pero la vida misma se encargó de hacerme comprender lo contrario.
Hoy, cuando miro al pasado, inclusive el más inmediato, puedo darme cuenta que esas creencias me llenaban de angustia. Mucho temor me rodeaba permanentemente, sentirme en carencia aun cuando no la tuviera. Esto no era otra cosa que miedo a perderlo todo incluso la vida.
De muchas cosas y personas me he desprendido. Algunas voluntariamente, otras no. Esas han sido las más dolorosas, sin embargo, las más necesarias para asimilar que lo he tenido todo, pero había estado buscando fuera de mí.
La lección me la presentó la vida tantas veces como pude requerirlo. Hoy llevo una vida más simple, austera en la mayoría de las veces.
El poder de la simplicidad
He aprendido a vivir lo que se presenta en el momento. En la mayoría de los casos he experimentado disfrutarlo, ese estilo de vida de ahora me ha alivianado las cargas sobre mis hombros, no saben cuánto.
Adoptar una vida en simplicidad, es aprender a vivir desde nuestro interior en armonía con nuestro entorno. Siempre se puede vivir en paz aunque no todas las veces sean en alegría.
Lograrlo es aprender a vivir con lo que se tiene. Recordando siempre lo que tenemos dentro, lo que somos y para qué estamos.
Lo simple en la vida es darle valor a lo que nos rodea y las circunstancias que nos acontecen. Estas sencillamente te están brindando algo, algún aprendizaje y eso tiene un gran valor.
Experimentar la simplicidad en la vida me ha conducido a estructurarme en mi día a día. A sentir mayor satisfacción con menos recursos tangibles, menos cosas materiales, con menos vanidad.
Vivir así me ha permitido conectarme con la naturaleza, disfrutarla, apreciarla, respetarla e incluso amarla.
Mis creencias han cambiado. Ahora soy menos consumista y me adapto con mayor facilidad a los acontecimientos que me rodean sin quejas y sin sufrimientos. Simplemente aprendí a vivir y hacer lo que me conduce a la felicidad.
Ten la certeza que no se requiere mucho de todo para ser feliz, se requiere lo necesario y eso lo aprendes cuando practicas la simplicidad, atrévete y verás, lo certifico.
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