Mis experiencias en el pasado no fueron nada fáciles. A veces fueron dolorosas, sentí rechazos, no sentía coherencia entre mis pensamientos y mis acciones. Me sentía interiormente en conflicto.
Cuando era pequeña escuchaba de mi entorno palabras y expresiones que no me hacían sentir no suficiente en lo que hacía. Sentía, pensaba y percibía de los hechos de la vida. Sin embargo, dentro de mi escuchaba una voz que me decía:
“Estás bien. Alégrate, estoy dentro de ti”
Pero dudaba porque estaban presente mis inseguridades y miedos por pensar que lo estaba haciendo mal. En una oportunidad comencé a orar y a pedir a mi Divinidad que me llenara de autodeterminación y valor para cuando me pusiera en acción.
Que me diera la gracia de ver y ser liberada de aquellos pensamientos limitantes. Consideraba que eran ciertos, pero eran una falsa creencia.
Con los años, mi Divinidad fue poniendo en mí camino personas, herramientas, enseñanzas que me permitieron desmontar estas creencias. Dichos pensamientos me hacían sentir separada de mi fuente.
Lo único que hacía era negar la verdad del amor con la cual he sido creada. Negaba las virtudes, capacidades, dones y profundos deseos de ser yo misma para entrar al estado más maravilloso que es el servicio del prójimo.
Todo esto me permitió estimar mis pensamientos, mis acciones, mis decisiones. Esto fueron los primeros pequeños y grandes cambios en mi ser.
Les confieso que aún sigo trabajando en ello. Es como subir a una escalera. Son peldaños que me permite escalar una nueva percepción de la vida y mis relaciones.
No fue de la noche a la mañana, el tiempo siempre es un gran aliado. Cuando volteo la mirada hacia atrás puede ver el camino recorrido, los procesos superados, valles donde lloré pero aprendí mucho.
Cimas que me alegraron pero me donaron la confianza y fe en mí y mi Divinidad. Aprendí a sentir que el Universo y Divinidad tiene todos los milagros que pido, solo tengo que estar llena lo único que es real, es el AMOR.
He aprendido que es más fácil enfocarme en la armonía de la naturaleza, que nos habla en el silencio más profundo pero que está a la vista de todos. Respirar y observar la naturaleza me conecto con la paz de lo creado.
Cuando mi mente no para de producir pensamientos, aprendí a tocar con las yemas de mi dedos todo lo que esté a mi alcance. Esto me ayuda a ubicarme en el ahora.
En esos instantes comencé a escuchar a mi Divinidad, diciéndome te amo y estoy contigo. Fue entonces cuando comencé a sentir mi corazón y a estar conectada con mi mayor don o regalo, que es mi DIVINIDAD.
Es entonces como ha comenzado mi camino de vuelta a casa de mi Creador, y de la divina esencia que me ha dotado. Ahora puede escucharle sus señales, enseñanzas y guías.
Me ha mostrado que toda circunstancia tiene una razón de mi vida, que con el tiempo puede ver sus frutos.
Ahora pude pintar el rostro de mi ángel. Comprender con sencillez las circunstancia de la vida y sus aprendizajes. Cada encuentro trae en mi misma una sanación y liberación de todo aquello que no me ayuda a ser feliz y estar en paz conmigo.
Ahora para mi lo más importante es primero mi paz y luego lo demás.
Dios no ha creado cosas a medias. Esta es una errada percepción. Es decir que tú y yo somos uno bendecidos ya y que lo tenemos todo, siéntelo en tu corazón el nunca te va a engañar. Eso si en sí mismo no lleva emoción, sólo amor y alineación con el todo y para todos.
Viajemos juntos, en unión en la mente de Dios.
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