Hay una frase que escuchamos en algunos locales: “Gracias por su Compra”. Este mantra de prosperidad muchos empleados lo dicen de la boca para afuera. Como si fuese una obligación y no un estado real de gratitud por quienes eligen comprar en ese negocio que sostiene su familia y cubre sus necesidades. Pero detrás de un empleado desmotivado está un jefe o dueño insatisfecho. Hoy te comparto algo interesante que pocas veces concientizamos: la gratitud a nuestros clientes.
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Al negocio lo sostiene el cliente
Quien compra es quien tiene el poder de vida sobre un negocio. Ni que tengas el servicio más maravilloso, esto puede vivir aislado de una clientela. Los sueldos tampoco los paga el dueño, sino esa personita que transfiere su dinero a cambio de lo que nuestro negocio ofrece. Si no tienes capacidad de relacionarte amorosamente con tu cliente o si la relación no es armoniosa con tu cliente, es mejor que esa relación no exista. Si llega a tu negocio clientes incorrectos, es mejor pararte y darte un tiempo para revisar qué estás emanando.
En ArmoníaF no tenemos muchos clientes, pero definitivamente tenemos los que están alineados con nuestra energía. No hay nada más empobrecedor que darle gracias a quien atendemos por obligación, no por placer.
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El negocio crece por sus recomendaciones
Cuando abrimos las puertas de nuestros programas, nos damos cuenta que muchos de nuestros estudiantes llevan bastante meses siguiendo de cerca lo que hacemos. Esto es genial, porque habla de personas que realmente nos investigan antes de invertir. Obviamente hemos tenido clientes erróneos. Ya sabemos que esos provienen de decisiones apresuradas porque creyeron que nosotros enseñábamos a la gente a hacer más dinero. Pero en realidad enseñamos todo lo contrario: necesitar menos para vivir más tranquilos.
Por ello estamos muy agradecidos con aquellos que forman parte de nuestras listas de suscriptores y seguidores en las redes, ya que sin ellos esto no tendría cada día tanta expansión. Todo negocio es una hormiguita que va y viene, hasta que se convierte en algo tan confiable que muchas personas confían con los ojos cerrados.
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El negocio crea por necesidades
Siempre hay un abismo entre lo que las personas necesitan, y lo que nosotros queremos ofrecerles. Por esta razón es importantísimo escuchar a quienes se interesan en nosotros y que vibran con nuestra misión de vida. Eso implica un tiempo para leerlos, empatizar con ellos e incluso para saber si tienen expectativas falsas acerca de lo que tenemos para ofrecer. En otros casos, sencillamente se trata de reconocer que es mejor dejarlos en otras manos que le den aquello que buscan.
Conocemos casos de personas a quienes no hemos podido ayudar, y sin embargo nos terminan recomendando con sus conocidos. Eso es algo hermoso e imposible no agradecer.
Haz de tu negocio un santuario de gratitud, incluso si apenas estás comenzando y sólo tienes un cliente. Recuerda que aquello que agradecemos, se expande.
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